Por: Julio Linares
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El palacio de la Moneda en Santiago de Chile solía ser el lugar en donde se imprimía el dinero de la nación.
Hoy, la Moneda es el lugar en donde habita el poder político. La oficina del ejecutivo, trono del actual presidente Piñera, es el lugar en donde se guardan las promesas de los pueblos. Los papeles moneda, la ilusión de la nación.
La moneda de Chile tiene endeudada a más del 70% de la población, que compra cosas que no le pertenecen; desde el pan de cada día hasta su identidad, que es una oferta del centro comercial. La salud es prestada, un negocio redondo que beneficia a los que tienen dinero. La educación, casi reformada alguna vez, es un privilegio más que un derecho. Las pensiones son de muerte por falta de moneda. El derecho de vivir en paz no le pertenece al pueblo. Todo por culpa de la Moneda.
-¡Hasta que la dignidad se haga costumbre!- es la historia que nos cuentan las paredes en las calles de Chile. Lo que empezó con jóvenes de secundaria evadiendo el incremento de la moneda al metro se convirtió en la protesta más grande en la historia de Chile. Hay claridad de las demandas: disminuir la desigualdad, mejoras a la salud, las pensiones, la educación y creación de mejor infraestructura pública para todes. Para Chile, nada corto de una revolución.
Algo se rompió en las últimas semanas en Chile. La gente está harta del mal gobierno y están eligiendo dignidad. “Que se vayan los milicos” cantaban todos en coro. El clamor por justicia social es como hoy empiezan a sanar les Chilenes los traumas intergeneracionales perpetrados por la dictadura militar y su compañera, la falsa democracia liberal de las últimas décadas. Es un grito cuyos ecos resuenan en todo el mundo, que apuntan quizás al final de algo más profundo, a un proceso de decadencia de un sistema milenial.
Como dicen en las calles: ¨la wea cambió¨.
El 25 de Octubre del 2019 es histórico por que si bien el Estado intentó incitar a la violencia, la marcha de más de 1.2 millones de personas se mantuvo pacífica y permaneció un espacio de celebración y solidaridad. Pero, para reformar las deudas sociales, quizás haya que ir más allá de la historia: quizás hay que quemar la Moneda, po.
Quizás hay que volver a comenzar y crear otras formas de hacer Monedas, desde las cenizas.
La moneda no es más que una deuda social, hoy controlada por un montón de cuicos buenos para nada que se re-eligen alternadamente cada 4 años. Los Piñeras y los Pinochets repitiendose. Ellos son los que privatizan Salud, Educación y Pensiones, a costa del sufrimiento de millones. Ellos controlan la Moneda.
La moneda es el símbolo de cómo hoy se reproducen nuestras miserias. Los que no tienen dinero no pueden ni tienen el derecho a existir. La Moneda es una herramienta de esclavitud. Por lo tanto, quemar la Moneda es liberar al pueblo de su opresor.
Quemar la Moneda
¿cómo vamos a vivir?
Quemando la moneda
Nos empezamos a liberar de un sistema que nos enseño a olvidar cómo co-crear otros mundos.
Quemar la Moneda.
Para imaginar otras.
Quemar la moneda.
Para crear monedas incondicionales. Monedas plurales y dignas.
La moneda tiene que morir para poder dejar vivir.
Quemar la moneda es borrar todas las deudas sociales y volverlas a hacer, esta vez bajo el consentimiento de todes por igual.
El techo de la moneda está por arder. Y el fénix, en su porvenir.
#EsHoraDeCambiarloTodo

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